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viernes, 14 de diciembre de 2012

De la Reforma Laboral

Por Lic. Julio Cesar Robledo López

El Derecho es una ciencia en constante evolución, puesto que a la par de las nuevas condiciones sociales debe de establecerse las reglas que le regirán, día con día surgen nuevas conductas que regular y condicionantes que establecer para evitar el desequilibrio de la justicia, una regla esencial de la aplicación de la ley es que la misma le otorgue a cada uno de los individuos sometidos a su potestad lo que por derecho les corresponde, excitativa que se ha anhelado desde tiempos remotos, incluso aquellos en que nace el propio derecho como ciencia, con la elaboración de las doce tablas de Justiniano, mismo suceso que en su momento será objeto de un análisis profundo, luego entonces, el anhelo de otorgarle a cada uno lo que le corresponde, ha llevado a la elaboración de innumerables tesis, libros, propuestas y reformas del cuerpo normativo, todos los abogados conocen, o al menos han escuchado de un decálogo de diez reglas para el ejercicio de esta noble profesión, llamado “los mandamientos del abogado”, entre esas diez bases, que en la actualidad se antojan muy altas o imposibles de cumplir a cabalidad, se encuentra una que aplica a la especie de este comentario, precisamente la primera, que en su libelo y en la parte que interesa dispone: ESTUDIA.- El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.


Ahora bien, si partimos de aquella premisa multicitada, por cuanto a que el derecho debe de evolucionar a la par de las condiciones sociales, habría que decirse: que si ello no sucede, la Ley se degrada por cuanto a su objeto de justicia, permitiendo inclinar la balanza hacia uno solo de sus lados, propiciando entonces la impunidad ante el incumplimiento de las obligaciones legales de las personas, tanto por la ambigüedad de la propia Ley como por la corrupción de aquellos que se les encomienda su aplicación; existe una frase que varios han atribuido al ex presidente Porfirio Díaz, y otros cuantos al Benemérito de las Américas Don Benito Juárez, que reza “A mis amigos Justicia y gracia, para mis enemigos Justicia”, tal evento refleja las condiciones que históricamente ha padecido este país, sin embargo habría que confiar en la honestidad, responsabilidad y pericia de aquellos a quienes mediante nuestro sufragio les hemos confiado la altísima labor de reformar la ley.
Hablando de reformas, uno de los grandes temas que nuestros legisladores nos adeudan, es la reforma Profunda de la Ley Federal del Trabajo, ahora en boga “LA REFORMA LABORAL”, misma que hasta el día de hoy ha sido aprobada en lo general, reservándose mas de un centenar de puntos para su discusión y aprobación, o modificación, ello como es de esperase obedece a intereses de grupo, intereses personales, compromisos políticos y económicos de diversos sectores, empero, La Ley Federal del Trabajo que actualmente nos rige entro en vigor el primero de mayo de mil novecientos setenta, mediante decreto publicado en el Diario Oficial del la Federación el primero de abril del mismo año, por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, misma que recoge los derechos de seguridad social y del trabajo ganados por los mártires de Cananea y Rio Blanco allá por principios del siglo próximo pasado, principios reconocidos y elogiados, los cuales le otorgan a la clase trabajadora derechos inalienables, imprescriptibles y dogmaticos, como las propias garantías individuales, es decir, jornada de trabajo, salario digno, seguridad social, derecho de escalafón, condiciones dignas del centro de trabajo, entre otras muchas mas, empero por las condiciones sociales de abusos y explotación laboral por parte de la clase patronal de aquella época, se erigió en una ley proteccionista del trabajador, a extremos tales de desconocer por un poco mas el derecho del propietario de la fuente de trabajo, evidente es que las condiciones sociales laborales han evolucionado en referencia de las de entonces, siendo otra la realidad social de hoy, ergo, seria justo y necesario que la Ley al igual que las condiciones de la sociedad evolucionara para mantener ese justo equilibrio de justicia a que me he referido en líneas anteriores, para evitar la inclinación de la balanza hacia uno solo de sus lados, el cual ha dejado en desamparo a una sola de las partes, puesto que como es bien sabido la ambigüedad de la Ley y la corrupción de algunos miembros de las juntas laborales han llegado a extremos de despojar del patrimonio completo de empresas o personas que generan los empleos que tanto se necesitan hoy en día, así como también la falta de recursos ordinarios dentro del propio procedimiento ha puesto en riesgo la viabilidad del proceso mismo propiciando innumerables trampas legaloides como el famoso contrato de outsorsing o subcontratación, que por su falta de regulación a dejado a la parte trabajadora en completo estado de indefensión.
La propuesta de reforma enviada por el ejecutivo federal contiene en si bases profundas y necesarias para ahondar en el equilibrio de justicia, como la regulación del contrato de outsorsing, trasparencia de los recursos sindicales, limites de la generación de salarios caídos que eviten el robo fraudulento de patrimonios, la abolición de las juntas de conciliación y arbitraje para convertirlas en juzgados laborales que estén sujetos al escrutinio y control de los consejos de la judicatura que propicien su especialización, el establecimiento de recursos ordinarios procesales que eviten la saturación de amparos en contra de cualquier acto dentro del procedimiento laboral, amén de que algunos legisladores irresponsables que se oponen a cualquier asunto que represente un progreso para el país bloquean la tribuna del máximo recinto legislativo tratando de evitar este gran paso.
Sin embargo, la esperanza sigue en pie, esperanza que nos lleve algún día a obtener una procuración de justicia laboral mas equitativa, y sintiéndonos orgullosos podamos decir ¡ES JUSTICIA!

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